sábado, 4 de noviembre de 2017

Página Suelta #15. Sobre depender de quien quieres depender

Un tema fundamental en el periodismo es la dependencia, pues aunque la información se configura como derecho de cualquier individuo, no es menos importante el aspecto de que, al menos hoy en día, es un negocio. Y como todo negocio tiene unos intereses, unas limitaciones, una visión conceptualizada como esencial en cuanto a pérdidas o ganancias, y desde luego en el ámbito periodístico, algunas cuestiones que respetar.

Un momento de la presentación de 'Radical', en el Círculo de Bellas Artes de Madrid,
donde Blanca Martínez explica el espacio 'Visual 404'
Este tema se abordó en la presentación de 'Radical', el apartado cultural de la revista mensual El Salto, que con el subtítulo de 'Cultura, Pensamiento y Acción', clarifica el cariz comprometido de la sección. Este medio es bastante particular ya que depende económica y únicamente de los suscriptores, con los que mantiene un trato fluido a través de correos electrónicos y asambleas deliberativas en que cada cuál puede defender lo que cree mejor para la publicación. Pese a ello, no hay que pasar por alto la servidumbre de la que adolece: quien da dinero son los lectores, si no le gusta al lector, éste retira el dinero.

Entonces llegamos a la cuestión enraizada de la dependencia, tan necesaria en los medios de comunicación, y que se ve tan lejana en aquellas publicaciones que se pueden denominar como mainstream. ¿Qué queremos? y ¿cómo lo queremos conseguir? son las preguntas esenciales, a mi parecer, para diseñar así una hoja de ruta que cada vez sea más diversa, plural, pero que poco a poco vaya abarcando y haciendo el abanico de suscriptores más ancho. Como si una cosa llevara a la otra. A más suscriptores, mayor financiación para poder llevar a cabo piezas periodísticas más atrevidas y que gusten a más lectores que potencialmente son suscriptores.

Dada la frecuencia de publicación de este medio, es obligatorio recordar que los temas deben durar un mes en el cajón de una casa. Además, no se escribe con el fin de hacer una lectura fútil o volátil, sino algo asincrónico en muchos casos pero sin perder de vista la actualidad; teniendo como referencia opuesta el otro extremo, las publicaciones diarias de usar y tirar, de lectura rápida sin ni siquiera haber un intento de asimilación por el público.

Por ello, considero muy importante el quién, ¿a quién nos dirigimos? Y en la respuesta encuentro la razón de ser para participar en un medio de tal envergadura pero que a la vez también es propio de cada persona. El Salto está ideado para la lectura sosegada, analítica, tranquila, plácida. Al fin y al cabo, es esa gente la que también tiene que poner de su parte para atreverse a financiar algo nuevo, totalmente independiente de intereses económicos externos al medio. 

Ser consciente que, aunque el ritmo de vida actual es abrumador y estamos condicionados a consumir, ya no solo cultura o información, sino cualquier cosa de forma efímera, debemos apostar por proyectos que poco a poco van teniendo cabida en el espacio informativo alternativo, precisamente para eso, para que alguna vez lo que hoy significa alternativo (independiente, plural, con una estructura financiera diferente a la hegemónica, rompiendo esquemas en cuanto a temática de las piezas, comprometido con la sociedad...) deje de serlo para, por fin, convertirse en la normalidad.

Pero eso es imposible sin apoyos, así que está en las manos de cada persona elegir qué información quiere recibir y de cuál ser cómplice.

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